Hace varias semanas que me encuentro atrapada en "el mundo de los adultos" y lo confieso, estoy atacada. Trámites y mil problemas, he tenido que vestir la armadura de la paciencia y recordar que, como bien han dicho los sabios, "todo pasa" y "siempre hay una forma".
No es de extrañar que mi libro favorito en el mundo mundial sea El Principito, yo también dibujé boas que se comieron elefantes y fueron confundidas con sombreros. También pasé por la depresión de vivir en un lugar en el que no encajaba y traté de ser como los demás querían que fuera, pero no pude.
"Las personas mayores no entienden nada por sí solas y es agotador para los niños tener que estar dándoles explicaciones una y otra vez." |
Créanme, ha sido difícil mantener la promesa que me hice a los 12 años cuando leí por primera vez esta maravillosa historia, y era precisamente no ser el instrumento que rompiera los sueños ajenos, nunca me convertiría en un adulto con esas características. Hoy soy un adulto -al menos eso dice mi cédula de identidad- pero siempre llevo conmigo una libretita para garabatear.
Soy lo suficientemente tonta perseverante para seguir intentándolo, espero que las boas no me coman.
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